Fuente: Excelsior TV
La escala con la que se mide la intensidad de los huracanes se conoce como Saffir-Simpson, y divide estos fenómenos naturales en 5 categorías de acuerdo con la velocidad de sus vientos y la marejada ciclónica, que es un incremento anormal en el nivel del mar tras una tormenta.
La escala también calcula el daño que puede ocurrir cuando el huracán toque tierra.
Huracán Categoría 1
Los vientos alcanzan velocidades entre 119 y 153 kilómetros por hora y las olas pueden aumentar hasta 1,5 metros por encima del o normal. Un huracán de esta categoría suele ocasionar daños principalmente a las viviendas que no están ancladas, remueve los escombros, árboles y letreros, y se puede esperar ciertas inundaciones en las carreteras de la costa y daños menores en los muelles.
El huracán Newton que golpeó la costa oeste de México es un ejemplo de este tipo de tormenta.
Huracán Categoría 2
Trae vientos de entre 154 y 177 kilómetros por hora y olas de hasta 2,4 metros de alto. Ocasiona daños en los techos, puertas y ventanas de edificios. Además, suele arrancar árboles y arbustos, letreros y muelles.
El huracán Catarina que azotó Brasil en 2004 fue categoría 2. Tres personas murieron y al menos 75 resultaron heridas.
Huracán Categoría 3
En un huracán de este tipo los vientos alcanzan velocidades de hasta 209 kilómetros por hora y olas de hasta 3,6 metros. Puede crear daño estructural a pequeñas viviendas y bodegas, destroza el follaje de las plantas y arranca los árboles grandes.
Sandy, la tormenta más mortífera de 2012, pertenece a esta categoría. El huracán cobró la vida de más de 200 personas.
Huracán Categoría 4
Sus mortíferos vientos alcanzan velocidades de entre 210 a 249 kilómetros por hora y las olas superan los 5 metros de altura. Ocasionan daños severos a las casas de la costa y a los techos de las demás viviendas.
El huracán Earl, que ocasionó daños por cerca de 25 millones de dólares, fue categoría 4.
Huracán Categoría cinco
Son el tipo más mortífero de huracán y dejan a su paso devastación y muerte. Los vientos superan los 250 kilómetros por hora y las olas llegan a los 6 metros o más. Los techos de la mayoría de viviendas colapsan o son arrastrados por los vientos y las viviendas más pequeñas pueden elevarse. Ventanas y puertas sufren daños severos.
Katrina fue un huracán categoría 5.